“El águila devora a la serpiente, para algunos, la serpiente
es conocimiento.
Si, la práctica se apegó al simbolismo.
Si, la práctica se apegó al simbolismo.
La piel morena fue repudiada, casi al estilo fanático mormón.
Y llenos de fanatismo, sus voces gritaron -¡aleluya, aleluya!-… Adoraron a una
morena, irónicamente.”
Me ha causado cansancio, más de una vez…
Que me exijan ponerle mayúscula al vocablo dios, cuando ni soy creyente.
Que el águila devore a la serpiente.
Que la piel morena sea objeto de repudio,
Que las estaciones me deban diluvio.
Me está sacando lágrimas, constantemente…
El despojo completo de los sueños.
Porque soñar, en nuestro mundo de indignidad
copula con el desear.
Y yo deseo, me ilusiono, es más, hasta grito (mis sueños).
No hago rituales, porque son aburridos.
La costumbre los contamina.
Y luego, cambia uno de vía.
Pero el sentido es el
mismo.
Cansancio aquí, cansancio allá;
cansancio viene, cansancio nos dan.
En el dios con mayúscula, o en la víbora muerta.
En el rostro “prietito”, o en la virgen bélica.
Deduzco, que es quizás (en mi desesperación por comprender).
Un tentáculo más, del pulpo que controla los instintos humanos.
Por ello, hoy no amo mis necesidades fisiológicas.
Si me rehúso a llorar, me rehusaré también a cagar.
Jonathan Méndez
Sin palabras, 1 de diciembre 2012... Día de luto nacional.
La serpiente ha sido devorada.
La serpiente ha sido devorada.