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Bienvenido seas, inquieto.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Hoy no amo mis necesidades fisiológicas.





“El águila devora a la serpiente, para algunos, la serpiente es conocimiento.
Si, la práctica se apegó al simbolismo.


La piel morena fue repudiada, casi al estilo fanático mormón. Y llenos de fanatismo, sus voces gritaron -¡aleluya, aleluya!-… Adoraron a una morena, irónicamente.”


Me ha causado cansancio, más de una vez…
Que me exijan ponerle mayúscula al vocablo dios, cuando ni soy creyente.
Que el águila devore a la serpiente.
Que la piel morena sea objeto de repudio,
Que las estaciones me deban diluvio.


Me está sacando lágrimas, constantemente…
El despojo completo de los sueños.
Porque soñar, en nuestro mundo de indignidad
copula con el desear.


Y yo deseo, me ilusiono, es más, hasta grito (mis sueños).
No hago rituales, porque son aburridos.
La costumbre los contamina.

Y luego, cambia uno de vía.



Pero el  sentido es el mismo.
Cansancio aquí, cansancio allá;
cansancio viene, cansancio nos dan.
En el dios con mayúscula, o en la víbora muerta.
En el rostro “prietito”, o en la virgen bélica.


Deduzco, que es quizás (en mi desesperación por comprender).
Un tentáculo más, del pulpo que controla los instintos humanos.

Por ello, hoy no amo mis necesidades fisiológicas.
Si me rehúso a llorar, me rehusaré también a cagar.



Jonathan Méndez



Sin palabras, 1 de diciembre 2012... Día de luto nacional.
La serpiente ha sido devorada.