Buenas, no voy a hablar sobre cirugías de cambio de sexo, ni
empieces a temblar de emoción.
Quiero despedazar a una de las amantes de la ociosidad. La
Rutina.
Escucho su caminar como si fuere cucaracha cuando ya no hay sonido ni luz, cruje un poco sobre los muebles como retándome a no conciliar el sueño, es como una frase hostigosa que se repite una y otra vez, un reiterado “chinga a tu madre” que normalmente por el ímpetu de la frase, ofendería a la primera a cualquiera, a mi no, a mí solo me molesta cuando es repetitivo, cuando se convierte en un hábito y me nace la urgencia (que creo es natural), por salir con una chancla en la mano y ponerle el chingadazo más certero y fuerte que me nazca. Y sí, estoy describiéndola de una manera quizás absurda mientras trato de concretizar como se siente.
Escucho su caminar como si fuere cucaracha cuando ya no hay sonido ni luz, cruje un poco sobre los muebles como retándome a no conciliar el sueño, es como una frase hostigosa que se repite una y otra vez, un reiterado “chinga a tu madre” que normalmente por el ímpetu de la frase, ofendería a la primera a cualquiera, a mi no, a mí solo me molesta cuando es repetitivo, cuando se convierte en un hábito y me nace la urgencia (que creo es natural), por salir con una chancla en la mano y ponerle el chingadazo más certero y fuerte que me nazca. Y sí, estoy describiéndola de una manera quizás absurda mientras trato de concretizar como se siente.
Es más complejo de lo que puedo pensar, porque todo es
rutina, todo está lleno de ciclos repetitivos que vienen y van, son y dejan de
ser para luego ser otra vez, ¡otra pinche vez!.
O al menos así me he enseñado a percibir el mundo, ciclistamente repetitivo.
O al menos así me he enseñado a percibir el mundo, ciclistamente repetitivo.
Trato de romper las cosas más insignificantes que
de ella nacen, para sentir que la cacheteo y que voy dejándole mis manos
pintadas de rojo, como subirme a otra ruta de camión por la mañana, y sorpresa,
huele más feo, o comprar otra marca de lava trastes el día del super y
sorpresa, causa alergia a mi piel… Solita se aferra a quedarse por las mínimas
pendejadas que le ponga en frente, voltea sínicamente y me dice “soy comodidad
putito, o te aclimatas o te aclichingas o ya no te lubrico”.
A veces siento que es una guerra declarada, donde a cada rato salgo sangrando y chillando como bebé que no alcanza la mamila; pero en cuanto se me aplaca el llanto, regreso con más ganas de joder y realmente jodo… Hoy compré una nueva marca de shampoo, aún no lo uso; pero sé que me funcionará mejor que el anterior, mañana compraré condones en lugar de ir a pedirlos en el IMSS, puede que ni los use en unos meses; pero estoy seguro que así paso a pasito pronto estaré con una vida nueva, en un lugar nuevo, con actitudes renovadas…
“Ni madres, ¿a poco crees que un pinche shampoo y unos globitos fosforescentes con los que fantaseas vestir tu consolador me van a mandar a la chingada? Más rápido tú te rindes ante mí, antes de que me vuelva a adueñar de ti”
Ya la oí entre risitas a la cabrona, diablos, no sé si molestarme… Tal vez si pongo la alarma 15 minutos antes, prolongo la hora del baño, hago de desayunar algo distinto, me persigno antes de salir aunque no crea ni en los productos light.
Tal vez ese sea el problema, que no creo en nada, me hago adepto de lo que “funciona” y de lo que siento. ¡Ya está! Una religión es la salvación…
Y se burló de nuevo, estoy seguro.
Mmm, mejor juego con mi condón de oruguita que compré, es verde con franjas negras. Eso si es darle a la rutina una cachetadota que de seguro le saca sangre de la encía. Y si no, pues ya de perdida no lo tiraré a la basura por que no haya con quien usarlo.
Y es que, por más que me niegue, por más que la quiera matar, ella no se va, se renueva conmigo, al tercer día ya la tengo por la espalda, demonios… Me suena en el inconsciente aquella tan pinche cliché frase “si no puedes contra ellos úneteles” ¿Es de débiles o de fuertes? ¿Quién demonios creo la subjetividad?
Quisiera maldecir, pero me causa pereza, porque hasta de eso puede nacer rutina.
Ni pinche modo.
A veces siento que es una guerra declarada, donde a cada rato salgo sangrando y chillando como bebé que no alcanza la mamila; pero en cuanto se me aplaca el llanto, regreso con más ganas de joder y realmente jodo… Hoy compré una nueva marca de shampoo, aún no lo uso; pero sé que me funcionará mejor que el anterior, mañana compraré condones en lugar de ir a pedirlos en el IMSS, puede que ni los use en unos meses; pero estoy seguro que así paso a pasito pronto estaré con una vida nueva, en un lugar nuevo, con actitudes renovadas…
“Ni madres, ¿a poco crees que un pinche shampoo y unos globitos fosforescentes con los que fantaseas vestir tu consolador me van a mandar a la chingada? Más rápido tú te rindes ante mí, antes de que me vuelva a adueñar de ti”
Ya la oí entre risitas a la cabrona, diablos, no sé si molestarme… Tal vez si pongo la alarma 15 minutos antes, prolongo la hora del baño, hago de desayunar algo distinto, me persigno antes de salir aunque no crea ni en los productos light.
Tal vez ese sea el problema, que no creo en nada, me hago adepto de lo que “funciona” y de lo que siento. ¡Ya está! Una religión es la salvación…
Y se burló de nuevo, estoy seguro.
Mmm, mejor juego con mi condón de oruguita que compré, es verde con franjas negras. Eso si es darle a la rutina una cachetadota que de seguro le saca sangre de la encía. Y si no, pues ya de perdida no lo tiraré a la basura por que no haya con quien usarlo.
Y es que, por más que me niegue, por más que la quiera matar, ella no se va, se renueva conmigo, al tercer día ya la tengo por la espalda, demonios… Me suena en el inconsciente aquella tan pinche cliché frase “si no puedes contra ellos úneteles” ¿Es de débiles o de fuertes? ¿Quién demonios creo la subjetividad?
Quisiera maldecir, pero me causa pereza, porque hasta de eso puede nacer rutina.
Ni pinche modo.
"Otro desvarío que puede
tener repercuciones varias, la más concreta puede ser el hecho de aprender a
percibir el mundo por sus pequeñeces que son en realidad grandezas que nos
hacen grandes"
Jonathan Méndez